“Queremos pagar una deuda con el pasado”, Cobertura Diario Jornada
Anoche, la Secretaría le pidió al Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia que declare de lesa humanidad el 22 de agosto. Y advirtió que era una obligación del Estado homenajear a los presos políticos de la Unidad 6 de Rawson. También pedirá perpetua para cuatro de los marinos acusados.
Al igual que lo hizo el CELS, al cierre de esta edición la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación le pedía al Tribunal Federal de Comodoro Rivadavia que defina jurídicamente como “delito de lesa humanidad” a los fusilamientos del 22 de agosto del ´72. De tal modo se encaminaba a pedir prisión perpetua para Sosa, Del Real, Marandino y Paccagnini por haber ejecutado los 19 fusilamientos de la Masacre de Trelew. También solicitará 2 años de cárcel efectiva para Bautista, autor de la investigación militar que avaló la versión oficial de la fuga.
Nunca escuchado
Al alegato lo abrió el abogado Martín Rico, venido de Buenos Aires. “Usted escuchó cosas que nunca había escuchado”, le dijo al presidente del Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia, Enrique Guanziroli, como para graficar lo inédito del juicio. “Con este proceso estamos ante un nuevo panorama que excede los parámetros normales para los operadores del Derecho, por eso trascendió las fronteras de Chubut”, añadió. Cabe recordar que se trata del primer juicio por lesa humanidad que se realiza en nuestra provincia.
Según Rico, el Estado se presentó como querellante en esta causa “para pagar una deuda con el pasado, homenajear a las víctimas y hacernos cargo de qué queremos para el futuro”. Y tuvo un recuerdo especial “para todos quienes estuvieron privados de su libertad en la Unidad 6 de Rawson”.
Insistió con que los fusilamientos fueron parte de “un plan trazado desde las más altas autoridades”. Según la Secretaría, este esquema incluyó el ataque sistemático a la población civil. “Aunque es trillado decir que es necesaria la memoria para no repetir los errores del pasado, nunca más vigente esa frase que ahora”, enfatizó Rico.
“Repugna”
Según Rico, el Estado se presentó como querellante en esta causa “para pagar una deuda con el pasado, homenajear a las víctimas y hacernos cargo de qué queremos para el futuro”. Y tuvo un recuerdo especial “para todos quienes estuvieron privados de su libertad en la Unidad 6 de Rawson”.
Insistió con que los fusilamientos fueron parte de “un plan trazado desde las más altas autoridades”. Según la Secretaría, este esquema incluyó el ataque sistemático a la población civil. “Aunque es trillado decir que es necesaria la memoria para no repetir los errores del pasado, nunca más vigente esa frase que ahora”, enfatizó Rico.
“Repugna”
El querellante recalcó el carácter imprescriptible de los hechos de agosto. “Es así incluso con Derecho internacional vigente en ese momento, como la Convención de Ginebra. A los presos de Trelew la dictadura siempre los calificó como oponentes políticos”. En este sentido, delitos así “son perseguibles mientras vivan los autores” aunque la Masacre “repugna por su magnitud”.
Siguió una puntillosa exposición de Kexel. El letrado trelewense reconstruyó el contexto represivo de la época y la imposición de la Doctrina de la Seguridad Nacional, que derivó en fuerzas armadas ocupadas en reprimir al “enemigo interno”.
También la vida en la Unidad 6 de Rawson antes y durante la fuga. Recordó la legislación escrita exclusivamente para perseguir a la “subversión”.
Kexel relató lo que sucedió la madrugada del 22 de agosto del ´72 y la tremenda persecución a los sobrevivientes y a las familias de los muertos. Para Derechos Humanos, las versiones oficiales son inverosímiles y en cambio, los testimonios históricos coinciden en un ataque a un grupo de presos desarmados.
Mejor seguimos
Siguió una puntillosa exposición de Kexel. El letrado trelewense reconstruyó el contexto represivo de la época y la imposición de la Doctrina de la Seguridad Nacional, que derivó en fuerzas armadas ocupadas en reprimir al “enemigo interno”.
También la vida en la Unidad 6 de Rawson antes y durante la fuga. Recordó la legislación escrita exclusivamente para perseguir a la “subversión”.
Kexel relató lo que sucedió la madrugada del 22 de agosto del ´72 y la tremenda persecución a los sobrevivientes y a las familias de los muertos. Para Derechos Humanos, las versiones oficiales son inverosímiles y en cambio, los testimonios históricos coinciden en un ataque a un grupo de presos desarmados.
Mejor seguimos
Cerca de las 20.30, el juez Guanziroli quiso suspender la audiencia. Pero Rico pidió seguir: “Para esta parte me faltan 40 minutos”. El presidente del TOF dudó y consultó con Pedro De Diego y Nora Cabrera de Monella, sus pares. Cuando toda la sala suspiraba y se aprestaba a irse, Guanziroli dijo “entonces seguimos”. Hasta los marinos se rieron, ya parados como para partir.
Al alegato de la Secretaría le restan casi dos horas y terminará hoy, cuando la audiencia se reinicie a las 10. La sucederá el Ministerio Público representado por los fiscales Fernando Gélvez, Horacio Arranz y Dardo Vega.
Se estima que la acusación de los tres funcionarios coincidirá con sus colegas en el pedido de penas aunque con diferencias sutiles en la calificación legal.
El jueves será el último día para los alegatos de la acusación. La otra semana les tocará a los defensores de los marinos imputados. Lucieron visiblemente cansados al caer la noche, pero siempre atentos.#
Al alegato de la Secretaría le restan casi dos horas y terminará hoy, cuando la audiencia se reinicie a las 10. La sucederá el Ministerio Público representado por los fiscales Fernando Gélvez, Horacio Arranz y Dardo Vega.
Se estima que la acusación de los tres funcionarios coincidirá con sus colegas en el pedido de penas aunque con diferencias sutiles en la calificación legal.
El jueves será el último día para los alegatos de la acusación. La otra semana les tocará a los defensores de los marinos imputados. Lucieron visiblemente cansados al caer la noche, pero siempre atentos.#
“Cada uno cumplió una función en el plan”, Cobertura Página12
“Se encontraba en curso ya una persecución contra
una parte de la población civil” que debe ser considerada como “crímenes
de lesa humanidad”, dijeron los abogados. Pidieron la deportación del
marino Roberto Bravo, cuya extradición fue negada por Estados Unidos.
Por Ailín Bullentini
Por
considerar que fueron responsables de dieciséis casos de homicidios,
tres tentativas y torturas, la querella de los familiares de las
víctimas de la Masacre de Trelew pidió prisión perpetua para los marinos
retirados Luis Sosa, Emilio Del Real, Rubén Paccagnini y el ex cabo
Carlos Marandino, cuatro de los cinco acusados por los fusilamientos
sucedidos en esa ciudad el 22 de agosto de 1972. Para Jorge Bautista,
quien en la época de los hechos actuó como juez ad hoc de instrucción
militar, el equipo jurídico compuesto por las abogadas del Centro de
Estudios Legales y Sociales (CELS) Carolina Varsky y Daiana Fusca y el
chubutense Eduardo Hualpa solicitó la pena de dos años de cárcel por
encubridor de los delitos. A más de 40 años de los hechos, los abogados
consideraron los crímenes como delitos de lesa humanidad y, por lo
tanto, imprescriptibles. “Para el momento en el que se producen los
hechos de la causa se encontraba en curso ya una persecución contra una
parte de la población civil que por su magnitud, características y
sistematicidad, debe ser considerada como suficiente a los fines de
tener por acreditado el contexto requerido para la existencia de
crímenes de lesa humanidad”, sentenciaron los abogados de la querella
ante el Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia, que comenzó en mayo
de este año, en Rawson, a juzgar la masacre. Además, pidieron la
deportación del marino Roberto Bravo, cuya extradición fue denegada por
la Justicia de Estados Unidos, donde reside desde 1974, y la
investigación del médico Lisandro Lois –quien firmó los certificados de
defunción de algunas de las víctimas de los fusilamientos– por
“encubridor”.
Varsky concluyó ayer el alegato de la primera querella del juicio,
que reclamó la misma pena para cuatro de los cinco acusados: “Todos como
coautores funcionales de los delitos de homicidio, tentativa en tres
casos, y torturas. Cada uno cumplió una función en el plan de
asesinato”, explicó Varsky a este diario.
Según el análisis de los abogados, acorde con las pruebas expuestas
en el debate –los testimonios de los testigos que declararon, los de los
tres sobrevivientes aportados en diferentes registros y documentos
varios–, “está claro que Sosa, Del Real y Marandino dispararon”. A
Paccagnini se lo acusa “en base a una autoría mediata: por ser el jefe
de la base; por ser el primero en ingresar al lugar de los hechos
inmediatamente después de ocurridos los fusilamientos y también como
responsable de las torturas que recibieron los presos en la base entre
el 16 de agosto –cuando se entregan en el aeropuerto de Trelew tras la
fuga trunca– y el 22 y de sus condiciones de detención allí”.
A Bautista lo acusaron de encubridor de los asesinatos y pidieron
por ese delito dos años de prisión de cumplimiento efectivo, que es la
pena que el Código Penal de aquellos años establece –se toma la pena más
benigna–. No obstante apuntaron que su cargo también es de lesa
humanidad porque “la imprescriptibilidad de los delitos de lesa
humanidad alcanza no sólo a esos hechos per se, sino también a las
autoridades del Estado que toleren su perpetuación”, explicó la abogada.
La querella de los familiares de las víctimas había comenzado a
fundamentar su pedido el lunes. Esa primera parte del alegato, un repaso
detallado de lo ocurrido durante el debate judicial, sirvió para
contextualizar los asesinatos, “abrazar” el pedido de condena y
otorgarle sentido: “La normativa represiva, las reglamentaciones de las
Fuerzas Armadas que seguían los lineamientos de la Doctrina de Seguridad
Nacional y las enseñanzas de la Escuela Francesa; la creación de un
fuero antisubversivo y el Camarón –la Cámara Nacional en lo Penal, que
tenía jurisdicción en todo el país para tratar exclusivamente casos de
militantes políticos–, una fuerte represión a la población civil, la
práctica sistemática de torturas, detenciones arbitrarias y las primeras
desapariciones forzadas de personas”, enumeró en diálogo con Página/12
Varsky.
Ayer, al final del alegato concluyó que “la Masacre de Trelew no fue
un hecho aislado, producto de decisiones circunstanciales o de algún
descontrol ocasional. Por el contrario, se produce en un marco de pleno
desarrollo de un plan general de ataque a un grupo de la población
civil, definido en forma genérica como ‘comunistas’, ‘subversivos’,
‘terroristas’”. Según entendió el equipo de letrados, ese plan, “por su
magnitud, características y sistematicidad” es razón “suficiente a los
fines de tener por acreditado el contexto requerido para la existencia
de crímenes de lesa humanidad”.
Según los registros, Bravo reside en Estados Unidos desde 1974. A
principios de 2008, el Estado argentino solicitó su extradición en el
marco de la investigación de los fusilamientos de Trelew. La corte de
Florida la denegó. Ayer, las abogadas del CELS y Hualpa solicitaron al
Tribunal su deportación “en tanto quedó acreditado en el juicio que es
uno de los autores del plan de asesinar a los militantes y que ni la
Justicia militar, con Bautista a cargo de la instrucción militar, ni la
Cámara Federal, el Camarón, avanzaron hace 40 años en investigar sobre
los responsables de la masacre”.
Por último, el alegato pide que la Justicia investigue a Lisandro
Lois, quien fue médico de la base y firmó los certificados de defunción
de las víctimas que sobrevivieron en un primer momento al tiroteo, pero
que luego mueren –es el caso de Pedro Bonet–. “A esas personas nadie les
dio asistencia. Pedimos que se lo investigue por encubrimiento.” Lois
fue, años más tarde, jefe de Sanidad de la Escuela de Mecánica de la
Armada durante la última dictadura militar.
La mesa de ensayo
Por Ailín Bullentini
“En
palabras del mismo Duhalde (en referencia al ex secretario de Derechos
Humanos de la Nación Eduardo Luis), Trelew fue la mesa de ensayo, el
prólogo de todo lo que vino después”, mencionó el abogado Martín Rico,
quien junto con Germán Kexel comenzó ayer a exponer los alegatos de esa
secretaría en el juicio por la Masacre de Trelew ante el Tribunal Oral
Federal de Comodoro Rivadavia, tarea que culminará hoy con el pedido de
condenas. El razonamiento, que desembocará en la calificación de los
fusilamientos como delitos de lesa humanidad, considera que “el plan
criminal que imperó durante la última dictadura militar argentina no
empieza en 1976. Todas las características de ese plan están presentes
en Trelew, no sólo puntualmente el 22 de agosto, sino en las condiciones
de detención en la base, en la incomunicación de los presos. Todo es
parte de un mismo plan”, resumió Rico.
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