Testimonio Rodolfo Mattarollo


Rodolfo Mattarollo tiene el hablar calmo. Ha viajado 1300 kilómetros y 40 años para hacer está declaración.


“Yo era abogado defensor de presos políticos y sindicales y estaba nucleado en La Gremial. Teníamos 150 abogados, de los cuales 130 están hoy desaparecidos. Cuando se produce la fuga del penal de Rawson con un grupo decidimos viajar a Rawson porque era necesario resguardar la integridad física de nuestros defendidos. No conseguimos hacerlo de otra forma que con remises. Viajamos con Ortega Peña, asesinado el 31 de julio de 1974, Carlos González Gartland, Pedro Galín y Eduardo Luis Duhalde. En el viaje a Trelew nos encontramos con Hipólito Solari Irigoyen y viajamos con la intención de presentar recursos de habeas corpus preventivos. Pero nos encontramos con una situación de extrema tensión e imposibilidad de ejercer acción legal alguna: existía un margen de legalidad insuficiente. Sufrimos colocación de bombas en los estudios.”




“En 1972 ocurren las primeras desapariciones forzadas de personas. Comenzaban a crear sensación de combinación entre la represión “legal” e ilegal que se expresaba con estos secuestros y con un empleo de la tortura y los malos tratos para los presos políticos. Vimos muy pronto una frustración ante la imposibilidad de entrar a la cárcel y menos aun a la Base. Las promesas que habían hecho los militares de llevar a los detenidos a un lugar que no fuera la base [y su incumplimiento] generaba sospecha. El contexto hacía necesaria nuestra presencia”.



Mattarollo ofrece una foto que le fue suministrada por el Archivo de la Memoria en la que se encuentran Galín, Gonzalez Gartland, Ortega, Duhalde y él dando una conferencia de prensa. “El tema de la conferencia de prensa era la imposibilidad de realizar cualquier actividad legal –sigue Mattarollo-. Antes entramos en el restaurant del hotel de Rawson rodeados de oficiales de las Fuerzas Armadas, rodeados de armas. Almorzamos con Amaya, quien  muriera en la cárcel durante la dictadura por los golpes que sufrió.”



Fueron incluso conducidos a una comisaría para averiguación de antecedentes. Emprenden la vuelta a Buenos Aires, con la idea de hacer una conferencia de prensa en la Gremial, pero fue imposibilitada por una bomba. Duhalde había viajado a Santiago de Chile donde estaban los dirigentes que habían logrado llegar. En esa conferencia dan cuenta de que había un clima ominoso en el sur y que los llevó a decidir volver a la capital.



Mattarollo reproduce el relato de Eduardo Luis Duhalde, y cuenta que es el encargado de darle la noticia a los seis evadidos que están en Chile. “Les habían quitado la radio, estaban sorprendidos. Los abogados argentinos les dieron a los compatriotas la noticia de lo ocurrido. El presidente Allende los invitó al Consejo de Ministros donde se debatieron posiciones. Allende tomó la decisión que salieran rumbo a La Habana esa misma noche. Hubo una especie de salto cualitativo en la represión ilegal. El ensayo general del terrorismo de Estado, esto había tenido ya contornos de una gravedad. Lanusse en sus memorias intenta deslindar responsabilidad, es muy dudoso que en una dictadura militar de esas características, no tuviese responsabilidades en los hechos. No existían las fisuras entre las fuerzas que hubo más adelante.”

Respecto del salto cualitativo, “hubo elementos anteriores como la importancia de la escuela francesa en Argelia y de la misión militar francesa que se había establecido en el Ministerio de Defensa. Elaboraron toda una doctrina que ha sido sintetizada increíblemente por su franqueza, sostiene que los tres elementos fundamentales de la guerra contrarrevolucionaria son: la división en zonas y subzonas de defensa, empleo ilimitado de la tortura y empleo de la inteligencia. Nosotros habíamos comenzado a estudiar estas situaciones, se había generalizado la práctica de la tortura, eran escasas las situaciones en que no ocurría. Encontramos con Ortega la jurisprudencia de los tribunales federales de Norteamérica, la regla de exclusión. Esto no tenía asiento en el derecho escrito de nuestro país. Resulta de una comprobación cuando hablábamos con los detenidos, generalmente los casos de corriente eléctrica, descubrimos en la practica que se podía pedir al tribunal, a la cámara en lo penal que era parte del sistema de ilegalidad restringida, que se hiciera pericia médica. Y muchas veces decía que el estado de los tejidos era compatible con el paso de energía de la picana. Esto se había convertido en práctica corriente en los años setenta.”



“Yo era abogado defensor de María Angélica Sabelli, una muchacha de 23 años profesora de matemática, militante de una organización armada peronista. Conservé una relación durante muchos años con los padres. Recuerdo el dolor ilimitado, la forma en que buscaban justicia los padres. Yo estuve en la cárcel de Villa Devoto el 25 de mayo del 73 cuando asume Cámpora, supe del reportaje que Francisco Urondo realizó a los tres sobrevivientes. Pudimos recapitular las 4 versiones oficiales sobre los hechos que no coincidían. Sabíamos de la inutilidad de hacer una denuncia, se comenzaba a dibujar esta situación en que la legalidad era engañosa, por las bombas contra los estudios jurídicos, la tortura. Estaba preso Agustín Tosco en Rawson, no eran solo los detenidos de las organizaciones armadas. ¿Por qué estaba preso Tosco? Porque había una represión generalizada que comienza en el cordobazo. Es anterior a las organizaciones armadas, con alto saldo de muertos, detenidos, torturados. El clima de época, sacerdotes tercermundistas, el periodismo de investigación. Había aparecido un sindicalismo clasista, la respuesta fue una respuesta represiva combinando lo legal con lo ilegal, hasta que el triunfo electoral. La triple A toma estos métodos y los van potenciando cada vez mas. Hubo una primavera democrática que promete acabar con la tortura. Pero muy pronto Cámpora debe ceder el lugar, en ese interregno que le abre paso a un General vencido por los años cuando comienza a la triple A a actuar. El primer acto es contra Solari, el primero firmado es el asesinato de Ortega Peña. Algunos de sus amigos le habíamos dicho que tenía que abrir un paréntesis, y nos contestó con una frase que todavía resuena en mi memoria. Cuando lo matan yo tuve la sensación de una cuenta regresiva que comenzaba que fue lo que todos los argentinos sabemos que continuó. Una característica del terrorismo de Estado es que esconde su responsabilidad directa. Creo que ese increscendo se produce a comienzos de los 70, tiene el hecho de Trelew, generando ese mensaje ambiguo porque quienes los cometen dan explicaciones irracionales y ambiguas, y eso genera terror.”

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Nota de edición política: No es sencillo reproducir un testimonio, y ojalá estas palabras le hagan justicia a su memoria intacta. Rodolfo Mattarollo no es el único que ha viajado 40 años en esta declaración. Quienes lo escuchamos, quienes lo leemos, entendemos a nivel de la piel el resultado de años de miedo, las consecuencias de la implantación del terror. Quienes vemos cómo hoy él puede dar su testimonio, y los marinos pueden ser juzgados, entendemos, en la boca del estómago, que hay un camino posible que estamos transitando. Un camino de memoria, verdad y justicia que pueda desandar las otras deudas. Que pueda construir los sueños de Duhalde, de Sabelli, de Amaya, de Bonet, de Toschi, de Urondo, de Tosco. Los sueños de una generación, que son los sueños de nuestra generación.  

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