Declaraciones de Rubén Suarez, ex preso político de Rawson, y Hernán Bonet, hijo de Pedro Bonet.
Todo está guardado en la memoria.
Al
momento de la fuga Rubén Suarez era uno de los cientos de presos en Rawson. Fue
trasladado de Rosario, a Córdoba, y luego al sur. Al llegar a la U 6 lo ubican en el pabellón 5,
donde se planifica la fuga. Cuando la fuga se frustra para algunos, "Yo
estaba en la puerta primera antes de entrar al pasillo que da a la dirección
-cuenta-. No había salido del penal." Relata las tensiones del momento.
"Nos decidimos a entrar a la celda, tensión, miedo. ¿Nos matarán? Sabíamos
que había gente afecta al trato duro en la zona, nos habían informado que
algunos mandos como Betty y otros mas inferiores estaban caracterizados como
duros represores, daba miedo encontrarse en la celda, con las Fuerzas Armadas
en general. Nos sacan todo, no tenemos visita, abogados. Recién después nos
enteramos del esfuerzo de abogados por conectarse con nosotros." La sala
escucha.
"En un lugar de la
carcel se había escondido una pequeña radio, por ahí nos enterábamos de lo que
podía pasar afuera. La radio esa nos informa que los compañeros fueron
fusilados. Inmediatamente nos dimos cuenta que era un fusilamiento. Eramos tan
presos politicos como ellos. Primero por la forma de comportarse: no va a
tontas y locas como decía la radio, para nosotros era mentira. Después por el
conocieminto de cómo obra cada uno y por el conocimiento que teníamos de la
fuerza. Nunca se planteó. Las expectativas eran políticas: nosotros hacíamos el
análisis que con la relacion de fuerzas dentro del campo popular contra las
FFAA, que estaban quedando aisladas, veíamos que era posible una
apertura".
Las historias que se
encuentran en la sala son heterogéneas, y enriquecedoras. "Yo soy
metalúrgico -sigue Rubén- y trabajaba en una empresa de soldador. Cuando me
detuvieron me sacaron el trabajo. Fui detenido en el año 1970, en abril. En
ningún traslado me han explicado las razones. Nosotros éramos presos políticos.
La categoría de preso político es un poco y un poco: un poco impuesta por
nosotros porque nos dabamos nuestra disciplina y conducta y negociabamos en el
penal y era aceptada de facto en todos lados, la relación se hacía mas fácil.
Para nosotros la cárcel era un lugar donde había que aprender. Yo salí de la
cárcel teniendo buen nivel filosofico, y solo tengo 6to grado. Teníamos un
compromiso con el pueblo, de ser Util para lo que nos había apasionado, la vida
política del país."
Ese mismo día declara
Hernán Bonet, hijo de Rubén Pedro Bonet, y de Alicia. Al momento de los hechos
Hernán tenía cinco años, recuerda poco. Así comienza su declaración. A
distancia.
"Las circunstancias
exactas de por qué lo habían detenido no, nosotros sabíamos que él militaba,
luchaba por la injusticia que vivíamos en esa época en la Argentina , que lo que
quería era construir una sociedad con menos probreza. Por eso había caído
preso. El y mi mamá siempre nos contaron los hechos, nunca hubo
secretos"-relata Hernán.
En julio de 1972 visita
Rawson con sus abuelos, poco antes de la masacre, como una despedida. Cuando
ocurren los hechos estaban ya en Buenos Aires. "Mi mama viajo cuando
papá y los tíos y tías habían fugado del penal, a llevarle curitas. El 22
de agosto fue de vuelta y nos dijo que las curitas no lo habían curado.
Quiero leer una carta que fue publicada en un diario.- Lee la carta-: ´A
papá lo llevaron un montón de policías hasta el aeropuerto y después en un avión
grande me trajeron hasta Rawson, muy lejos de donde están ustedes. Todas las
mañanas nos levantamos temprano, hacemos gimnasia, leemos libros. También
trabajamos hacemos mantas y ponchitos así compramos lo que necesitamos. En
los ratos libres escuchamos y cantamos, y jugamos al fútbol. Aquí hay que
ponerse mucha ropa. Para dormir hay una celda chiquita. En la pared tengo la
foto de ustedes. Tengo muchas ganas de jugar con los dos. Vos Hernán que sos el
hombre de la casa contame como están Mariana y tu madre. Quisiera que vengan lo
antes posible. ´
Después ocurre la masacre.
El recuerdo del viaje a Pergamino al velorio es de tensión. “Pudimos dejar unos
dibujitos que habíamos hecho sobre el cajón. Hacíamos preguntas, cómo se podía
respirar en un cajón, si como lo mataron le iban a hacer una estatua porque él
peleaba como San Martín. Los tíos eran los compañeros que estaban en cárcel con
él. Yo sé que mi hermana tenía un tío preferido que era Capello, tío chupete le decían.”
Después de los hechos
vivieron en Buenos Aires, y Alicia volvió a casarse. “Para nosotros fue una
ayuda porque pudimos guardar una estructura familiar fuerte. En el 74 cuando es
asesinado Ortega Peña toda la familia pasa a la clandestinidad, en ese momento
me dicen que no tenía que utilizar nuestro apellido. Un día salimos de casa y había
militares sacando fotos. Entendíamos que estábamos buscados, nos mudamos varias
veces, seguimos viviendo como pudimos.” El contexto represivo, sobre el que
vamos y volvemos en el juicio es evidente en la experiencia, en las marcas de
los relatos y los cuerpos de lxs familiares.
Hernán relata la
experiencia de salir del país y del exilio. Relata cómo fue volver a Rawson en
el 2006, desde otro lugar. “Yo sé que en
alguna medida no es una declaración probatoria, pero para mí era muy importante
poder hacerla, para mostrar que yo viví todo eso, viví todo eso en la
clandestinidad, en el exilio. Todos esos acontecimientos forman parte de mi
vida, mi vida la seguí haciendo, tengo familia, pero quería decir de la misma
manera que viví concientemente lo que estaba pasando, que tenía 5 años cuando
mataron a mí papá, y sigue estando presente, por eso seguimos luchando y
pedimos justicia.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario